Daño Cerebral Adquirido

El Daño Cerebral Adquirido (DCA) hace referencia a cualquier lesión o alteración en la estructura o el funcionamiento del cerebro que ocurre después del nacimiento, en una persona que previamente presentaba un desarrollo neurológico típico.

 

A diferencia de los trastornos del neurodesarrollo, el DCA es una condición sobrevenida, lo que significa que aparece de forma súbita o progresiva a lo largo de la vida.

Causas más frecuentes del DCA:

  • Traumatismos craneoencefálicos, causados por accidentes de tráfico, caídas, agresiones, entre otros.
  • Accidentes cerebrovasculares (ictus isquémicos o hemorrágicos).
  • Anoxias o hipoxias cerebrales, es decir, la falta de oxígeno en el cerebro, como puede ocurrir en ahogamientos o paradas cardiorrespiratorias.
  • Infecciones del sistema nervioso central, como la encefalitis o la meningitis.
  • Tumores cerebrales o efectos secundarios de tratamientos oncológicos.
  • En algunos casos, enfermedades neurológicas progresivas.

Posibles secuelas del DCA:

El DCA puede provocar secuelas físicas, cognitivas, emocionales, conductuales y sociales que dependen de la localización, la extensión y la naturaleza de la lesión.

 

Algunos efectos comunes:

 

  • Dificultades en la memoria, atención y lenguaje.
  • Alteraciones en el control emocional.
  • Problemas de movilidad y coordinación.
  • Cambios en la conducta o en las habilidades sociales.

Abordaje terapéutico:

El tratamiento del Daño Cerebral Adquirido requiere un enfoque multidisciplinar, que puede incluir intervención médica, neuropsicológica, logopédica, fisioterapéutica y terapia ocupacional. El objetivo principal es recuperar o compensar las funciones afectadas, promover la autonomía personal y mejorar la calidad de vida del paciente y su entorno.