Taller de habilidades sociales
Saber relacionarse bien con los demás no es algo sencillo, por mucho que pueda parecerlo. Algunas personas se desenvuelven con soltura en sus interrelaciones sociales desde muy pequeñas. Otras, en cambio, necesitan acompañamiento específico para adquirir esas destrezas que les permitan interactuar con seguridad, interpretar con acierto lo que ocurre en un grupo o expresar lo que piensan sin sentirse incómodos.
Cuando hablamos de habilidades sociales nos referimos a conductas muy variadas: saber iniciar una conversación, mantenerla o finalizarla con naturalidad; pedir ayuda cuando hace falta o saber decir que no sin sentir culpa; participar en una actividad grupal sin miedo a quedar paralizado; o simplemente saber interpretar las reacciones de los demás sin sacar conclusiones equivocadas.
¿Por qué un taller?
En la adolescencia, las relaciones sociales se vuelven especialmente complejas. El grupo de iguales cobra gran importancia y con frecuencia lo que hay en juego va mucho más allá de una simple conversación: se trata de la pertenencia al grupo, de la imagen que los demás tienen de uno, del deseo de agradar o de la necesidad de diferenciarse. No es raro que algunos adolescentes, aun no habiendo presentado grandes dificultades en la infancia, empiecen a tener problemas para comunicarse con los demás, hacer amigos o manejar situaciones sociales sin sentirse torpes o desplazados.
En este taller trabajamos con grupos muy reducidos (3-4 participantes) para facilitar la participación activa de todos los asistentes y poder adaptar las propuestas a las necesidades específicas de quienes participan. No se trata de seguir una plantilla prefijada, sino de crear experiencias donde puedan practicar, equivocarse sin consecuencias, observar distintas formas de relacionarse y recibir pautas concretas para facilitar la interrelación con los otros.
Antes de empezar
La evaluación incluye:
- Una entrevista con la familia para recoger información relevante sobre el desarrollo, las experiencias previas y el funcionamiento general del adolescente.
- Una sesión individual con el o la joven, en la que observamos cómo se comunica, cómo responde a distintas situaciones sociales y cómo se expresa emocionalmente.
- Un breve informe con nuestras observaciones y propuestas de intervención.
Si durante esta evaluación detectamos señales que indiquen la necesidad de una valoración más profunda, lo comentaremos con la familia y ofreceremos distintas posibilidades.
¿Qué hacemos en los talleres?
No damos lecciones teóricas sobre comunicación. Creamos situaciones que permitan a los adolescentes observar, ensayar y revisar su forma de relacionarse. A veces trabajamos con juegos estructurados o analizamos situaciones sociales reales (como un malentendido con un amigo o una discusión con un compañero) y buscamos posibles alternativas.
El objetivo no es que todos se comporten igual, ni que se conviertan en «los más sociables del grupo», sino que se sientan más seguros, capaces de manejarse en sus relaciones sin angustia y de mantener una interacción sin sentir que están haciendo algo mal todo el tiempo.
Si observas dificultades en las relaciones o conductas sociales, recomendamos realizar primero una evaluación psicológica.