Campamentos
Los campamentos con acompañamiento psicológico, logopédico y social son espacios de encuentro y convivencia donde niños y adolescentes participan en actividades lúdicas y educativas, siempre dentro de un marco diseñado, guiado y supervisado por profesionales de la salud y el desarrollo infantil.
No se trata únicamente de «pasarlo bien», sino de ofrecer una experiencia significativa, respetuosa y terapéutica, en la que se potencie la autonomía, las habilidades sociales, el lenguaje, la autoestima y la capacidad de convivir en grupo, todo ello a través del juego y el vínculo.
¿Qué los diferencia de un campamento convencional?
- Estas diseñados y coordinados por psicólogos, logopedas y trabajadores sociales, con formación específica en infancia y preadolescencia.
- Tienen objetivos claros de desarrollo emocional, comunicativo y social.
- Las actividades están adaptadas a los ritmos y necesidades de los participantes, incluyendo dinámicas para trabajar la regulación emocional, la expresión verbal, la cooperación y el respeto.
- Los profesionales no están «de apoyo», sino que forman parte activa de la propuesta pedagógica y del acompañamiento cotidiano.
- Hay observación individualizada, posibilidad de intervenciones puntuales y diálogo constante con las familias.
En resumen, son experiencias que promueven el disfrute, pero también la reflexión, el crecimiento y el bienestar psicosocial.
¿A quién están dirigidos?
- A niños y niñas con o sin diagnósticos, que puedan beneficiarse de un entorno estructurado, seguro y enriquecedor.
- A familias que buscan un campamento donde el juego, la educación emocional, el lenguaje y la convivencia estén presentes con conciencia y profesionalidad.
- A menores con dificultades específicas (timidez, impulsividad, dificultades de comunicación, baja autoestima, etc.) que pueden crecer enormemente en un entorno grupal guiado.
No se requiere que el niño acuda a terapia para poder participar, lo que los hace indicados también para los hermanos.
¿Qué tipo de actividades se proponen?
- Juegos cooperativos para aprender a trabajar en equipo, regular emociones y comunicarse con eficacia.
- Talleres de expresión (cuentos, teatro, collage, dramatización) para desarrollar lenguaje, empatía y creatividad.
- Dinámicas emocionales para identificar lo que sentimos, nombrarlo y compartirlo sin miedo.
- Espacios de movimiento y psicomotricidad, ajustados a cada grupo de edad.
- Mini-retos y tareas de autonomía personal (gestión del material, pequeñas decisiones, cuidado del entorno).
- Momentos de silencio, escucha activa y cuidado mutuo, sin imposiciones pero con propuestas significativas.
Todo ello se adapta a las edades, el contexto y las características del grupo. Y siempre con un enfoque no competitivo, inclusivo y atento a las diferencias.
¿Qué beneficios aporta?
- Mejora de la autoestima y la confianza en uno mismo.
- Desarrollo de la empatía, la comunicación y la escucha.
- Mayor capacidad de regularse emocionalmente en contextos grupales.
- Fortalecimiento del lenguaje oral y la interacción social.
- Incremento de la autonomía y el sentimiento de pertenencia.
- Experiencia de convivencia en un entorno de respeto.
Los avances generados en este contexto se trasladan a la escuela, la familia y otros espacios de vida.
Durante los campamentos, los psicólogos observan a los niños en contextos naturales de juego y relación. Este entorno espontáneo permite detectar señales que pueden orientar, si es necesario, hacia una evaluación o intervención más específica