Evaluaciones neuropsicológicas
La evaluación neuropsicológica es una herramienta clave para comprender cómo funcionan en este momento tus capacidades cognitivas: atención, memoria, lenguaje, planificación, control de impulsos, organización, flexibilidad mental… y cómo afectan a tu comportamiento diario.
A través de esta evaluación identificamos de forma precisa qué funciones están alteradas y cuáles se mantienen preservadas. Esto nos permite preparar una intervención perfectamente adaptada a tus necesidades, acompañarte con mayor eficacia y, con ello, reducir la duración de la terapia.
¿Cuándo se recomienda una evaluación neuropsicológica?
- Notas cambios en ti vida cotidiana: olvidos frecuentes, despistes, dificultades para concentrarte o para organizar tus tareas.
- Has sufrido una lesión neurológica: traumatismo craneoencefálico, ictus, epilepsia, entre otros.
- Convives con una condición del neurodesarrollo: como el TDAH o dificultades específicas del aprendizaje que afectan a cualquier ámbito de tu vida personal o profesional.
- Te enfrentas a una enfermedad neurodegenerativa: por ejemplo, demencias como la enfermedad de Alzheimer o enfermedad de Parkinson.
- Quieres conocer tu funcionamiento cognitivo: en situaciones de alto estrés, cambios vitales importantes o simplemente como parte de un chequeo.
¿En qué consiste el proceso?
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- Entrevista clínica: primer encuentro donde exploramos tu historia personal, médica y los motivos de consulta.
- Aplicación de pruebas: a través de tests estandarizados y tareas específicas evaluamos con objetividad las distintas funciones cognitivas.
- Análisis de resultados: interpretamos los datos obtenidos en el contexto de tu situación personal para obtener una comprensión fidedigna de las repercusiones reales de las dificultades detectadas (si las hubiera) en los distintos ámbitos de tu vida.
- Devolución de resultados: recibirás un informe detallado y exhaustivamente explicado en una sesión. Además de describir el perfil de tus capacidades, te propondremos recomendaciones prácticas y, si es necesario, pautas de intervención.
¿Qué diferencia a una buena evaluación?
No se trata de aplicar una batería de pruebas, sino de comprender a la persona en su conjunto y en sus interacciones con los demás y el mundo circundante.
Una buena evaluación:
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No te etiqueta ni te define: comprende tu experiencia sin reducirla a una categoría.
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Te ayuda a entender lo que te pasa, sin convertirlo en una identidad.
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Proporciona información valiosa para tomar decisiones acordes con tu forma única de vivir y sentir y ajustadas a tu realidad.
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Te permite reconocer y activar el potencial del que dispones, favoreciendo y consolidando los cambios introducidos.
- Detecta patrones relacionales y de pensamiento que pueden estar manteniendo el malestar, aunque no seas consciente de ellos.
- Reduce la incertidumbre: al entender lo que ocurre, disminuye la sensación de estar «perdido o perdida».
- Facilita el compromiso terapéutico: cuando comprendes el «para qué», tu implicación en el proceso es mucho mayor.
Tras una evaluación neuropsicológica, la estimulación cognitiva puede ser una herramienta clave para mantener o recuperar funciones afectadas.