Evaluación neuropsicológica
¿Qué es una evaluación neuropsicológica?
La adolescencia es una etapa de enormes cambios: emocionales, físicos, sociales y también cerebrales. A veces, en medio de tantas transformaciones, pueden aparecer dificultades que no siempre son fáciles de entender. La evaluación neuropsicológica es una herramienta que nos ayuda a conocer en profundidad cómo funciona el cerebro del adolescente: cómo procesa la información, cómo se concentra, cómo recuerda, cómo organiza sus pensamientos y emociones.
Esta evaluación no consiste exclusivamente en «pasar una batería de pruebas» ni en etiquetar en función de los resultados. Comprende un buen número de entrevistas y observaciones, y también -como es obvio- pruebas diseñadas para valorar habilidades como la atención, la memoria, el lenguaje, el razonamiento, la planificación o el control emocional, entre otras. Nuestro objetivo es comprender qué está pasando exactamente y cómo podemos ayudar con mayor eficacia a ese o esa adolescente en las circunstancias concretas en las que se desenvuelve.
¿Para qué sirve?
- Detectar posibles dificultades que pueden estar afectando el aprendizaje, el comportamiento o las emociones.
- Comprender mejor las fortalezas y áreas que necesitan apoyo.
- Orientar el mejor plan de intervención: adaptaciones escolares, técnicas de estudio, terapia psicológica, etc.
- Acompañar al adolescente y a su familia desde el conocimiento real, sin suposiciones ni prejuicios.
Cuando sabemos qué ocurre, es mucho más sencillo dar los pasos adecuados para mejorar las cosas.
¿Cuándo puede ser útil una evaluación?
- Dificultades de atención, impulsividad o hiperactividad.
- Problemas para organizar o planificar las tareas escolares.
- Descenso significativa en el rendimiento académico, sin causa aparente.
- Dificultades en lectura, escritura o cálculo.
- Problemas de memoria: olvidos frecuentes, dificultad para retener información nueva.
- Cambios emocionales intensos que afectan al día a día (ansiedad, baja autoestima, irritabilidad…).
- Después de haber sufrido un accidente, una enfermedad neurológica o situaciones de estrés prolongado.
También puede ser útil simplemente si existe la sensación, en casa o en la escuela, de que «algo no termina de ir bien» y se necesita entender mejor el motivo.
¿Cómo trabajamos?
Cada evaluación es un proceso de investigación exhaustivo en el que tenemos en cuenta la historia vital del adolescente, sus intereses y preferencias, su estilo de aprendizaje y sus necesidades específicas. La escucha y la observación es tan importante como la recogida de datos.
Tras la evaluación, entregamos un informe detallado y, sobre todo, explicamos los resultados de forma clara, tanto a las familias (si se trata de un menor) como al propio adolescente, adaptando siempre las explicaciones a su edad y madurez.
Nuestro objetivo es acompañar y ofrecer recomendaciones prácticas que faciliten la vida dentro y fuera del centro escolar. Que cada adolescente y su familia encuentren respuestas, alivio y herramientas para avanzar con mayor conocimiento de lo que sucede. Porque el conocimiento aporta sensación de control y, por consiguiente, de tranquilidad.
Tras la evaluación, puede ser recomendable iniciar una intervención psicológica adaptada a adolescentes para abordar aspectos emocionales o conductuales detectados.